El castillo de Almonacid tiene elevados muros almenados, protegidos por una barrera exterior y un camino de ronda. En el interior sólo queda la torre del Homenaje, situada en el centro del amplio recinto. La torre tiene tres plantas con bóvedas de ladrillo. Existen restos de dos aljibes, un silo y algunas habitaciones. Hay también que destacar sus triples troneras.
Aunque actualmente se encuentra parcialmente en ruinas y privado de sus sillares, parece ser que por ahora su estabilidad está consolidada. El Ayuntamiento lo tiene en venta al precio de una de las antiguas pesetas, pero con la condición de que el comprador se comprometa a restaurarlo por completo.
En el siglo XI pasó a manos de Alfonso VI como parte de la dote de Zaida, su esposa e hija del rey moro. Posteriormente fue donado por Alfonso VI a la Catedral de Toledo, siendo reformado en el siglo XIV por mandato del Arzobispo don Pedro Tenorio. Fue entonces utilizado como prisión para Don Alfonso, Conde de Gijón y Noreña, hijo bastardo de Enrique II.
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