Recordando cada beso en el sillón
Las caricias desbordaban la pasión
En la sala de tu casa de testigo aquel reloj
Los cojines a su nombre hacían honor.
Recordaba nuestras tardes del sillón
Para mí era nuestro nido de amor
Era el cómplice perfecto para entregarte mis besos
En la sala de tu casa aquel sillón
Qué bonito era y lo bien que quedaba, estabas deseando de llegar a casa
para poder tumbarte, relajarte o simplemente dar una cabezada, pero el tiempo
pasa y nos cansamos de él, porque hemos visto otro que nos gusta más, ya no nos
acordamos de las horas que nos dio, con tranquilidad y reposo, que bien estaba,
y ahora que hago contigo? Tendré que buscarte otro alojamiento donde te sigan
sacando provecho.
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