Fiebre diaria todas las noches. Tony Manero posee los cuerpos y los Djs de moda marcan la pauta. Las discotecas, atestadas de bailones/as engordan el aforo hasta hacer saltar las alarmas y reventar el sistema antiincendios. Hipnotizados por los sintetizadores y samplers de los ochenta cualquier se vuelve adicto. Como autómatas empedernidos liberan tensiones mientras desgastan la pista. Ha llegado la hora de dejarse sorprenderse con coreografías propias y ajenas. La noche es joven, fabrica tu ruta personalizada y no pares de bailar.
Pero no es el caso de esta Disco, que cerró hace unos años por la cual pasaron famosos y gente del mundillo de la tele, tiene una pinta fantástica pero los años le están empezando a dejar huella, y si alguien no se hace con ella terminara en un montón de escombros.